Controversias sobre las pandemias: 10. El tiempo histórico del capitalismo, normalidad versus translimitación

¿La tormenta perfecta?. El capitalismo no puede solucionar los problemas que genera, y entre ellos las relaciones de los seres humanos con la naturaleza. Karl Marx modificando la idea hegeliana de “humanización de la naturaleza”1, quizás próximo al concepto de “antropoceno”2, señala el divorcio entre la inconsciencia del capital (que solo busca expandirse) y la consciencia humana. Una disociación que explica por qué la sociedad, aunque sabedora de que se acerca al precipicio, es incapaz de cambiar el rumbo. Los políticos pueden decir una cosa, e incluso plasmarla en un tratado, pero en el sistema económico actual parece imposible «bajarla a tierra»

Una posible salida de la crisis de la pandemia, que es necesario contemplar, es que podemos estar ante la tormenta perfecta al servicio de la reconfiguración del capitalismo. En menos de cien días de pandemia ocurrió lo que las fuerzas del mercado hubieran tenido que promover durante meses o años, y con unos costes políticos que hubieran sido incomparablemente mayores: La pirámide de riqueza se ha estirado, en beneficio de una mayor concentración de capital en la alta tecnología y comunicación, en las empresas extractivas que les dan soporte (litio, coltán) y en la reproducción material en su conjunto (mineras, energéticas).

El ‘temible cuarteto’: Alphabet (Google) el mayor motor de búsqueda del mundo; Amazon, el mayor distribuidor en línea); Apple, el mayor fabricante de ordenadores y teléfonos móviles; y Facebook , el mayor proveedor de redes sociales, registraron un crecimiento de dos dígitos durante los meses de abril a junio de la pandemia. Jeff Bezos, el hombre más rico de Estados Unidos, con la pandemia gana más de 10.000 dólares por segundo, 4 veces más que sus ganancias en 2019. Se intensifica la concentración del capital y los oligopolios, y se aligera el entramado productivo eliminando una buena parte de las empresas medianas y pequeñas, que ya no volverán a abrir, mientras otras hacen los recortes de personal que venían planeando.

La tecnologización es la herramienta para la concentrar la riqueza. La vida humana pierde importancia como fuerza productiva, se vuelve prescindible, incluso es un estorbo para el progreso,complementado con el crecimiento de los empleos informales.

A su vez, son evidentes los riesgos para el sistema sanitario y las políticas públicas y de protección social, La OMS alerta que la Covid-19 puede borrar los avances de décadas en los cuidados de la salud, la gran mayoría de países han visto los servicios de salud ordinarios, muchos de ellos esenciales, interrumpidos por la pandemia de covid-193. Según una encuesta realizada por la Organización: “Los principales a avances de cuidados de la salud de las últimas décadas pueden desaparecer en un corto período de tiempo”.

En el ámbito político, una posibilidad a considerar es el retorno al autoritarismo, quizás con formas probablemente intangibles y anónimas; una herramienta que puede ser necesaria para mantener el avance de la barbarie ambiental y las desigualdades sociales. El miedo al contagio y las incertidumbres de la pandemia, actúan como el sustrato y la coartada para restringir la libertades.

En todo caso, el sistema tiende al disciplinamiento social con mecanismos de alta tecnología, en todos los espacios, de vigilancia, control y persuasión (en el trabajo. el consumo o el ciberespacio), o con dispositivos de fuerza. El control se instala en la vida pública de manera generalizada, primero justificado para impedir nuevos contagios, pero ya no habrá vuelta atrás, es un proceso de no retorno.

Volver a la “normalidad”. En la conferencia de las Naciones Unidas de Estocolmo, 1972, se promovieron numerosas e importantes iniciativas en relación con la salud , sobre distintas materias como la contaminación del aire, agua y alimentos, seguridad química y sistemas de vigilancia. Sin embargo, pasados cerca de 50 años, después de muchos más informes y conferencias internacionales, hemos de convenir que sólo se ha avanzado avanzado en el conocimiento y en la conciencia de la magnitud de la catástrofe medioambiental y la gravedad de la emergencia climática.

Hay que poner en valor algunas iniciativas como la EcoHealth Alliance, una organización no gubernamental de salud ambiental, sin ánimo de lucro, con sede en Nueva York y proyectos en 30 países, que frecuentemente asesora a la OIE, la FAO y la OMS. A esta Alianza le debemos el descubrimiento del reservorio de virus del SARS en los murciélagos.

EcoHealth Alliance promueve “One Health” (“Una Salud”) que ha sido respaldada por la OMS4 y otros organismos de salud pública y veterinaria, aunque con limitada repercusión en la práctica. Conceptualmente reconoce que la salud de las personas está conectada con la salud de los animales y del medio ambiente, desde una aproximación multisectorial y multidisciplinaria, local y global.

El programa Predict, era otra iniciativa interesante, aunque de carácter básicamente defensivo, impulsado por la USAID (Agencia de cooperación de EEUU) con la finalidad de identificar las zoonosis, a raíz del brote de gripe aviar en 2005,

Estos esfuerzos, aún incipientes, ya están siendo objeto de ataques. La administración Trump, en defensa radical del modelo vigente, no sólo canceló el programa Predict en 2019, sino que recientemente ha retirado los fondos de su gobierno para EcoHealth Alliance y para la OMS. Es evidente que estamos trabajando con una brújula equivocada.

Ante la pandemia del coronavirus hay respuestas diferentes: Trump, Bolsonaro o Boris Jonhson plantean volver cuanto antes a la normalidad, que lo que está pasando ha sido un mal momento, un tropezón, pero que la economía es la vida y tiene que volver a funcionar. Desde posiciones socialdemócratas (Pedro Sánchez o Alberto Fernández en Argentina) también se propone el retorno a una “nueva normalidad” que propone incluir a los derechos sociales en un modelo de desarrollo capitalista que se mantiene básicamente incólume.

Sin embargo, no hay “normalidad” a la que poder regresar5, porque ha sido esa normalidad (el neoliberalismo) la que nos ha traído la pandemia y la emergencia climática.

Normalidad versus translimitación. Hace ya varias décadas, el Club de Roma publicaba el conocido informe Meadows6 sobre los límites al crecimiento. Pero, pasados los años podemos decir que el sistema no sólo tocó sus límites sino que los está rebasando, como confirmaba una revisión del informe de D, Meadows (los limites del crecimiento; 30 años después) o estudios posteriores7: En el medio ambiente, hay un fenómeno de translimitación, usar la naturaleza más allá de sus posibilidades de reproducción.

Los limites naturales al crecimiento han sido traspasados y la frontera que representa dichos limites ya forma parte del pasado. El aumento en la capacidad tecnológica permitió procesar la naturaleza a ritmos mayores de los de su propia restitución, una acumulación sin limites conduce al colapso, la caída/ estallido /disipación del sistema.

Probablemente es pertinente trasladar el concepto de “translimitación” al ámbito social porque la expropiación, la exclusión y la precarización están conduciendo a la sociedad a una reproducción incompleta, en la que la las políticas alimentarias y la agro-ganadería industrial promuevan pandemias y depauperación social, en un marco de darwinismo social en la que los más débiles son eliminados.

Pero el sistema sigue funcionando, sigue generando riqueza, sigue deslumbrando con sus productos tecnológicos, sólo que no todos caben. Por tanto, se puede entender la pandemia del coronavirus como un mecanismo de limpieza social afectando principalmente a las franjas más desfavorecidas, que no modifica las dinámicas de globalización, sólo las hace menos costosas.

¿El tiempo histórico del capitalismo está llegando a su fin?. El Covid-19 es mucho más que un virus, que no sólo pone  entredicho las políticas de salud pública y el modelo biomédico, sino que también cuestiona al neoliberalismo de los últimos 40 años, abriendo de par en par la ventana de Overton8, porque habrá un antes y un después, como reconoció Henry Kissinger, en una columna publicada en Wall Street Journal, el 4 de septiembre de 2.020: “el mundo jamás volverá a ser el mismo después del coronavirus”.

El desafío de las nuevas zoonosis es inseparable de la crisis medioambiental9. En realidad, existe una crisis medioambiental única, que engloba el cambio climático, la expansión urbana, la deforestación masiva, la desertización, las enfermedades no transmisibles y las epidemias. El mensaje del coronavirus es simple: cuanto menos espacio deje la humanidad a la naturaleza, más problemas medioambientales habrá , incluyendo zoonosis nuevas y letales.

Es evidente que no se puede volver a meter el coronavirus en la botella y lo previsible es vendrán nuevas epidemias mientras las enfermedades de los animales sigan saltando a los humanos. En medio de la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2, un hipotético hermano SARS-CoV-3 podría estar ya agazapado en la naturaleza con un probable y próximo salto a los seres humanos. El análisis genético de cientos de nuevos coronavirus hallados en los murciélagos de China alerta del “un alto potencial de transmisión entre especies”, según el doctor Zambrana de EcoHealth Alliance.

La salud humana demanda un replanteamiento en profundidad de nuestra economía, de nuestro modelo de desarrollo y los estilos de vida. Cuestiona, en última instancia, al capitalismo, que es una fuerza insensata que nos está conduciendo a la catástrofe10 bajo el impulso de fuerzas económicas tóxicas que están en el corazón e las pandemias y del cambio climático. Es necesario que la rectificación sea inmediata, masiva y duradera en el tiempo. Si en los orígenes de esta pandemia ha habido una “alarmante inacción” de semanas, en el caso de la emergencia climática se trata de una “alarmante inacción de años”.

Un problema complejo porque no solo afecta solo al capitalismo-en- sí, sino también al capitalismo-en-mí. Cabe preguntarse si el problema no sólo es Trump, sino que el problema está ya en nosotros mismos, cuando naturalizamos la lógica neoliberal, y deseamos “volver cuanto antes a la normalidad”, cuando aceptamos, por ejemplo, lo que ha ocurrido en las residencias de mayores españolas, porque el neoliberalismo no es cosa de otros, sino que forma parte del subconsciente que nos atraviesa a todos y nos permite aceptar el darwinismo social de que al fin y al cabo «era gente muy mayor»11.

Necesitamos un diferente enfoque que se construya desde lo común, lo que es propiedad de todos, que defina una nueva forma de entender la política, la democracia y las relaciones con la naturaleza12. Una visión integral13, que asuma la complejidad y conecte la ciencia (fragmentada por el análisis convencional), más allá de la pandemia, que no es más que la punta del iceberg. Una estrategia local y global, con un nuevo rol de la OMS para impulsar una reorientación sistémica de la respuesta de la comunidad internacional a estas amenazas.

Es una obviedad, no se puede reconstruir el mundo sin una comprensión clara de lo que está pasando. Y el punto de partida para mirar hacia el futuro es asumir que las fuerzas del mercado no pueden dirigir la naturaleza ni tampoco la sociedad: La humanización de la naturaleza no nos ha conducido a la reconciliación con la sociedad, sino más bien a la ruina de ambas.

En lugar de víctimas pasivas de los invasores microbianos, podemos reconstruir un mundo nuevo pospandémico y ser los artífices de nuestro propio destino.

1 septiembre, 2020

C. Ponte

1 Harvey D:Justicia, naturaleza y geografía de la diferencia”. Traficantes de sueños. https://www.traficantes.net/sites/ default/files/pdfs/PC18_Harvey_web.pdf

2 El Antropoceno es un concepto utilizado en el año 2000 por el premio Nobel de química Paul Cutzen para definir la influencia significativa del comportamiento humano sobre la Tierra en las recientes centurias hasta constituir una nueva era geológica.

4 OMS: «Una salud» es un enfoque concebido para diseñar y aplicar programas, políticas, leyes e investigaciones en el que múltiples sectores se comunican y colaboran para lograr mejores resultados de salud pública.https://www.who.int/features/qa/one-health/es/

5 Gimeno L: ¿A qué normalidad queremos volver? El Salto 12 de mayo, 2020. https://www.elsaltodiario.com/el-blog-de-el-salto/a-que-normalidad-queremos-volver

6 “Los límites del crecimiento” es un informe encargado al MIT por el Club de Roma. Meadows, D.H.; Meadows, D.L.; Randers, J; Behrens, W. (1972)

7 Herrero Y: Ecologismo, una cuestión de límites”. Encrucijadas: Revista Crítica de Ciencias Sociales,Nº. 11, 2016

8La ventana de Overton: En tiempos normales, de todas las formas posibles de organizar la sociedad , solo un determinado rango de ideas se consideran aceptables. La técnica de la ventana de Overton consiste en una secuencia concreta de acciones con el fin de conseguir el resultado deseado y legalizar cualquier idea: de lo impensable – a lo radical . a lo aceptable – a lo sensato – a lo popular – a lo político.

9 Lopez Cerezo JA: “El triunfo de la antisepsia. Un ensayo en filosofía naturalista de la ciencia”Fondo de Cultura Eco nómica, 2.000.

10 Stengers I: “La propuesta cosmopolítica”. Revista Pléyade 14: 17-41. 2.014. El concepto de “la intrusión de Gaia” en tiempo de catástrofe, por la depredación, abuso y explotación de la naturaleza por un sistema capitalista ciego.

11 Fernández Savater A: “Invención o realidad disminuida”. El diario.es, 28 agosto, 2.020 . https://www.eldiario.es/interferencias/invencion-realidad-disminuida_132_6187886.html

12 Laval C, Dardot P: COMUN: ENSAYO SOBRE LA REVOLUCION EN EL S. XXI. Gedisa, 2.015

13 Breilh J. Epidemiología crítica: ciencia emancipadora e interculturalidad. Buenos Aires: Lugar Editorial; 2003

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