La hemorragia de los copagos y el medicamentazo

El gasto que tienen que hacer los pensionistas en copagos y medicamentos retirados  de la financiación pública puede llegar a 120 euros al año, más del triple de la “supuesta” revalorización del 0,25% en 2017.

El gasto que ha recaído en el  bolsillo de los 8.698.160 pensionistas y sus beneficiarios en copagos, a partir de los datos de las CCAA, asciende a 592 millones € en 2017, tal y como señalan desde Acceso Justo al Medicamento. A ello hay que sumar el impacto de la desfinanciación de muchos medicamentos (también llamado “Medicamentazo”) que además  han experimentado importantes subidas de precios en los  años sucesivos a la desfinanciación, con la consecuencia de que los pensionistas han tenido que pagar 451 millones de euros por estos medicamentos en 2017.

Sumando la desfinanciación y los copagos, el total de aumento de gasto de bolsillo en medicamentos que tienen que hacer los pensionistas asciende a 1.043 millones € anuales.  Es decir en 5 años completos desde el RD 16/2012 (copagos) y la desfinanciación, se ha quitado a los pensionistas más de 5.000 millones de euros.

Una verdadera sangría!

COPAGO
El actual copago farmacéutico en España entró en vigor en julio de 2012 (RD 16/2012), hasta entonces los pensionistas tenían las medicinas gratis.

¿Cuánto pagan los jubilados? Como norma general, el 10% de los medicamentos, pero hay excepciones. Las rentas más bajas, con ingresos que les eximen de presentar la declaración de la renta (menos de 18.000 euros anuales) pagan un tope de ocho euros al mes, compren los fármacos que compren. En un segundo tramo, de 18.000 hasta 100.000 euros anuales, tienen un límite de 18 euros al mes. Mientras que las rentas superiores pagan un tope de 60 euros al mes.

En diversas ocasiones la Ministra de Sanidad expresó su intención de introducir cambios en las cantidades a pagar por los distintos tramos de rentas, pero lo cierto es que el copago sigue igual  mientras los ingresos de los pensionistas se ven reducidos por la pérdida de su poder adquisitivo (muy por debajo del crecimiento de la carestía de la vida)

¿Cuántos medicamentos que prescriben los médicos, no se toman porque los pensionistas no pueden pagarlos?

Con unas pensiones de miseria, con las que muchas veces se tienen que hacer cargo de hijos en paro y de sus nietos, bastantes pensionistas dejan de comprar sus necesarios medicamentos porque la prioridad es comer…  Desde hace años la mortalidad de personas ancianas se ha incrementado como consecuencia de estos problemas.

Uno de cada cuatro médicos percibe que hay pacientes que dejan de tomar medicamentos por motivos económicos, según ha mostrado una encuesta realizada por la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) a 1.655 médicos de familia. «Si se pregunta directamente a los ciudadanos, es complicado que admitan que han abandonado un fármaco por ahorrar. Nuestra encuesta es a profesionales pero igualmente válida para saber que hay algunas percepciones alarmantes y que es preciso actuar y adoptar medidas; está en juego la salud de la población», ha asegurado el presidente de semFYC, Josep Basora.

Una encuesta realizada a pacientes de los centros de salud de Madrid muestra que, como consecuencia de los copagos establecidos en 2012, el 13,43% de los entrevistados ha dejado de consumir algún medicamento  por motivos económicos, todos ellos estaban en el grupo de ingresos familiares inferiores a 1.000 euros. El mayor porcentaje de quienes dejaron de tomar medicamentos eran del grupo de parados; luego del de pensionistas y el menor del grupo con trabajo.

Según la Asociación por un Acceso Justo a los Medicamentos, con datos del Barómetro Sanitario del Ministerio de Sanidad, dos millones de personas no pudieron comprar todos  los medicamentos que les recetaron en 2016 los médicos del Sistema Nacional de Salud.

Los copagos son “injustos” porque penalizan “a los más débiles, a las personas enfermas, a las personas mayores”.

MEDICAMENTAZO

Por una orden de Sanidad del 17-08-2012, el número de medicamentos que tienen que pagar íntegros los ciudadanos es de 417, aunque 97 de ellos siguieron siendo financiados en casos de enfermedades crónicas, oncológicas y de carácter degenerativo.

Incluye medicamentos tan populares como Almax (antiácido), Duphalac o Plantago (laxantes), Fortasec (antidiarreico) y pomadas para aliviar el dolor causado por la artritis como Fastum, Calmatel, Movilisin, o para el tratamiento de afecciones inflamatorias como Zenavan. También deberán pagar por medicamentos para la tos como Mucosan o Pectox, y por fármacos para el tratamiento de los síntomas de la rinitis alérgica, como Rinomax, además de la acetilcisteína para patologías neumológicas, entre otros.

El ‘medicamentazo’  no ahorra, sino que “genera más gasto” a la sociedad y “más injusticia” porque afecta siempre a los sectores más desfavorecidos a los que agrava su situación:  Si quieres el medicamento lo pagas o te expones a no comprarlo y “a quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga”.

Y el problema se ha agravado debido a que más de mitad de los medicamentos que el sistema público de salud dejó de financiar en 2012 se han encarecido en los cinco años de aplicación del medicamentazo: Uno de cada cinco medicamentos ha duplicado, y triplicado en algunos casos, su precio.

Una pensionista malagueña explicaba hace poco que un simple resfriado le puede costar ahora 50 de los 600 euros que cobra de pensión”… Según informes, 2,8 millones de españoles que no tienen hoy dinero para pagar sus medicinas, y un 20% de nuestros mayores tuvieron que abandonar sus tratamientos durante los años más duros de la crisis.

Entre las subidas de precio de fármacos excluidos de la sanidad pública en estos cinco años destacan las de algunos de los medicamentos de mayor consumo: El antidiarreico Fortasec, cuyo envase de 10 cápsulas se ha triplicado al pasar de 1,89 a 5,98 euros (impuestos incluidos). Un popular antiácido, Almax, la caja de 60 comprimidos ha pasado de 3,95 a 7,76 euros. Analgésicos como el Calmatel o el Voltarén, en su versión de pomada, han pasado de 4,34 a 8,45 y de 3,09 a 7,88, respectivamente. El Aciclovir casi se duplica al aumentar de 7,31 a 14,47. El jarabe para la tos Mucosan es uno de los fármacos desprotegidos que más se han encarecido tras cuadruplicarse de largo en su versión de adultos (de 2,06 a 8,96)… Subidas similares se han producido en ansiolíticos y vasodilatadores.

En resumen, de un precio medio por envase de 4,92 euros se ha pasado a un precio medio por envase de 8,61 euros en 2017. Esto es, una “revalorización” del precio del 75%.

Para la Plataforma en defensa de la Salud y la Sanidad Pública el copago y el medicamentazo  son medidas arbitrarias, injustas, ineficaces y evitables. Sus defensores consideran su valor recaudatorio o de ahorro para el sistema sanitario y como una medida disuasoria para evitar el uso abusivo de fármacos y recursos sanitarios.

Pero, en realidad, los costes (ahorro) se hacen recaer  sobre los más débiles: los más mayores y los más pobres, que son los que más enferman. Y está comprobado que no sólo se reduce el uso «inadecuado o innecesario» de los servicios sanitarios o de los fármacos, sino también de lo que es «apropiado o necesario», como se demostró hace ya muchos años el  estudio de la Health Insurance Experiment, financiado por la Corporación Rand en 1992.

La OMS ya se pronunció con rotundidad  respecto a  los copagos y el acceso a los medicamentos en 2003: «Hay que abolir las barreras a la asistencia médica; cualquier tasa, por pequeña que sea, tiene un efecto negativo sobre la salud de los sectores socialmente más desfavorecidos». En este mismo sentido, un artículo de la prestigiosa revista PLoS ONE demuestra que los copagos en farmacia disminuyen la adherencia a la medicación, es decir la toma adecuada de la prescrita, hasta en un 11%.

La gravedad de lo que está pasando  obliga a exigir la retirada inmediata del copago y el medicamentazo por el daño que causa a los pensionistas y al propio sistema sanitario.

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