Precios abusivos de los medicamentos, ¿cómo se negocian?

La indignación y asombro suscitados por el precio prodigioso de algunos de los nuevos medicamentos de reciente comercialización colocan en primer plano el debate de cómo se negocian los precios de los medicamentos.La primera consideración es que es imprescindible la transparencia para que no haya dudas de la honestidad, la independencia o la buena fe de los negociadores. Sin embargo, esta condición no se cumple, tanto a nivel europeo como en los estados nacionales, en la mesa de negociación de precios se sienta una empresa multinacional y, en representación de los ciudadanos, las administraciones de Economía y Hacienda. Pero esta representación habitualmente tiene intereses en conflicto,y están sometidos, además, a cabildeo, comercialización y otros juegos de influencia (grupos de presión ocultos). Todavía más grave, los fabricantes están informados en todo momento de las negociaciones paralelas en cada país para el mismo medicamento.

Existe una asimetría absoluta de las partes involucradas porque la ciudadanía queda fuera y porque no hay transparencia.

La negociación es confidencial y está siempre presidida por el secreto industrial y comercial.

Y en la mesa de negociación deberían estar no solo los productores, sino también los consumidores / pacientes de productos de salud (la ciudadanía); pero sólo están los fabricantes, en realidad por partida doble (la industria y los Ministerios de Economía e Industria). La salud no importa en la negociación.

No menos importante es la manipulación de la «innovación». Sin duda que es necesario premiar la innovación, pero es constante la entrada en el mercado de medicamentos de replica (“me too”) o la permanencia de patentes con “evergreenin”. Se sigue definiendo la eficacia como “superioridad sobre placebo” y no sobre los medicamentos que ya existen. Sólo Noruega tuvo tiempo atrás, una cláusula de necesidad por la que sólo se autorizaba un medicamento si estaba probada su necesidad o mostraba superioridad sobre los existentes, pero la clausula fue eliminada por exigencia de la UE .

Por otra parte, una buena parte de los ensayos clínicos que han permitido la autorización del medicamento, son inapropiados, basados en criterios inconsistentes y sin relevancia pronostica. En la jerga terapéutica se utiliza mucho la expresión “nueva molécula”. Esto no es malo en el sentido estricto, pero no es lo mismo “nueva molécula” que “nuevo fármaco”. Por poner un sencillo ejemplo, la aspirina inventada en 1897 continúa hoy incrementando sus indicaciones y su precio, aunque también lo hacen sus contra-indicaciones y el conocimiento de sus efectos secundarios. La misma molécula presentada como fármacos distintos con distintas indicaciones tiene cada vez precios más altos

La misma historia se puede escribir sobre los corticoides, fármacos antiinflamatorios no esteroides, antibióticos, etc.  No deja de llamar la atención que las compañías farmacéuticas justifiquen el precio exorbitante de algunos nuevos medicamentos en su valor de uso. Son compañías que se comportan como especuladores, que captan el monopolio de la producción y distribución de algunos medicamentos esenciales para provocar, a veces con notable celeridad, un enorme aumento en el precio. Este fue el caso de la pirimetamina, la isoprenalina o el nitroprusiato de sodio.

APOYA LA CAMPAÑA: NOESSANO «Para sanear el modelo de innovación de los medicamentos»: http://noessano.org/webdownloads/manifiesto-noessano.pdf

 

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