Organizaciones de usuarios denuncian la existencia de ‘listas negras’ de espera en la sanidad con estas personas
Marcelino Álvarez recibió en diciembre la llamada del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) por la que llevaba año y medio esperando. En junio de 2016 hizo el primer preoperatorio para la que, suponía, inminente operación de cataratas. «Soy diabético y estoy medio ciego». Sin embargo, esa analítica caducó (lo hace a los seis meses) y tuvo que realizar otra. En diciembre pasado, cuando le llamaron, él no estaba en el país. «Dio igual que les explicara que estaba de viaje, que aportara los pasajes y las facturas. Tanto en Atención al Paciente como en Oftalmología hicieron caso omiso. Me dijeron que quedaba fuera». «Según la secretaria, hasta mayo tiene orden de no llamar a nadie. A partir de ahí, ya no sé cuándo me darán nueva cita. Ni siquiera para el preoperatorio. Será el tercero. ¿Qué están esperando? ¿Que pague 6.000 euros por operarme en la privada?».
Como este paciente, en la sanidad pública asturiana hay otros 2.395. Son los que conforman «la lista negra de espera» que integran «quienes rechazan ser derivados a otros centros o que no están cuando se les llama». Así lo afirmaron ayer usuarios, trabajadores de la sanidad pública y políticos. Convocadas por las plataformas Stop Lista de Espera y Defensa de la Sanidad Pública, casi medio millar de personas desafiaron al aguacero que caía en ese momento sobre Oviedo para manifestarse ante el HUCA.
«Al Principado no le gusta que hablemos de listas negras, pero es la verdad. Todos los días sacan a alguien de la oficial y la meten en esta», explicó Alfonso Jiménez. Conforma él la Plataforma Stop Lista de Espera, creada, explica, «hace más de un año, cuando empezamos a ver que había personas que no sabían dónde estaban. Qué pasaba con ellos».
Y lo que pasa, en su opinión, «es que Sanidad habla de números, cuando debería hablar de personas. Tras sus cifras de lista de espera hay muchas personas. Algunas han perdido la salud en la espera. Otros, el trabajo. Todos, en general, calidad de vida, porque cuando llega la intervención es mucho más tarde de lo recomendable».
Algo que sucede «por la reducción tan brutal que ha habido en plantilla y camas. Estamos ante este monstruo (en referencia al HUCA), que llegó a tener 1.400 camas. Ha perdido más de 400», señaló Ana Carpintero, delegada sindical de CSI en el Hospital de Cabueñes.
«Los números son fríos, pero hablan de más de 100.000 personas en lista de espera», resaltó Carpintero. «Son 118.000», aclaró Carlos Ponte, portavoz de la plataforma en Defensa de la Sanidad Pública, «con una espera media falaz: hablan de 58 días, pero se sabe que la demora real suele ser el doble».
Una situación que, reconoce Ponte, no es nueva. «En nuestra plataforma vemos que, después de años de denuncia, las cosas no mejoran. La Administración reconoce que hay problemas, pero no hay ninguna medida que suponga una mejora real», lamentó. En esa línea, recordó que «el Principado prometió, hace un año, un decreto para tener una lista de espera más transparente y participativa. Pero no se ha llevado a cabo ninguna medida. De hecho, el gerente del Servicio de Salud (Sespa) nos dice que el decreto tardará otro mes y medio», criticó.
Un nuevo plazo que usuarios, trabajadores sanitarios y políticos (en la concentración estaban diputados en la Junta General como Andrés Fernández Vilanova, de Podemos, o Marta Pulgar, de IU) no están dispuestos a dar. «No hemos visto ningún plan estratégico ni que se tomen medidas estructurales necesarias. Las esperas son interminables y exigimos soluciones ya», sentenció Ponte.
Una exigencia que harán visible mediante una manifestación. Habrá pruebas previas, «como en los desfiles de carnaval, en los que estaremos», apuntó Ana Carpintero, pero preparan una gran protesta «para finales de febrero o la primera semana de marzo». La idea es «lograr el mayor apoyo posible de la población».