No a la guerra, no al militarismo
La agresión imperialista de Rusia invadiendo y ocupando Ucrania, ha recibido la condena y repulsa generalizada del mundo occidental, a la que nos sumamos. La barbarie de la guerra no ocurre sólo en Ucrania, sino que está presente ciclicamente en países periféricos, aunque muchas veces silenciada por los gobiernos y los medios de comunicación. Lo que ahora está ocurriendo es que vemos con estupor como la guerra, por primera vez en muchos años, ha llegado a Europa.
Putin es el culpable, pero eso no exonera de responsabilidades a la OTAN y los países occidentales, por políticas que no están al servicio de la paz de los pueblos, sino de la estrategia belicista y hegemónica de Washington.
No es necesario recordar que la vida y la salud son las victimas principales de los conflictos armados , porque son realidades muy cercanas, interrelacionadas e interdependientes de la paz. Y la paz es imprescindible para la vida de las personas y de los pueblos.
La prioridad en el compromiso por la paz es el cese inmediato de las hostilidades, la retirada del ejercito invasor y y el inicio de un verdadero proceso de negociación. Parar la guerra no tiene nada que ver con el militarismo, una ideología según la cual la fuerza militar es la fuente de toda seguridad. Con ello se justifica el incremento de la inversión en fines bélicos o el envío de armas al escenario de la guerra. Nada de esto trabaja por la paz, pero si en contra de las necesidades sociales ,como la educación la sanidad o los servicios de la dependencia, que han sufrido un importante deterioro durante la pandemia y que no pueden seguir siendo ignorados.
1 de Marzo de 2022
Plataforma por la salud y la sanidad pública de Asturias