¡La lista de espera es más larga que nunca! Se puede leer en los múltiples informes que han sido elaborados por la Plataforma de Defensa de la Sanidad Pública en el curso de la campaña pidiendo una gestión transparente y eficaz de las listas de espera. Pero esta situación no parece conmover a la administración sanitaria, ni al gobierno ni a parlamentarios, que guardan en sus cajones informes que denuncian el daño que están sufriendo los pacientes y el deterioro del Sistema de Salud. Las listas se manipulan con cinismo, se esconden, se camuflan.
El hecho de que no haya voluntad política de abordar el problema, no quiere decir que el problema tenga fácil solución. Numerosos documentos han evaluado la magnitud del problema y se han elaborado y presentado unas 80 propuestas a la administración para iniciar un plan de soluciones, todavía sin eco.
El objeto de estas reflexiones es exponer a los ciudadanos algunas ideas que se han venido debatiendo a lo largo de años en los foros de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública y desde mas recientemente en los de la Plataforma para la Defensa de la Sanidad Pública
Un hospital o un Centro de Salud, por pequeño que sean, generan servicios variados y complejos y requieren mantener en perfecto estado gran numero de conexiones y engranajes Es fácil comprender que cualquier problema que afecte a una parte tenga repercusión sobre el todo. E igualmente, que cualquier problema que el Centro de Salud o del Hospital no solucione bien, podrá repercutir en la lista de espera. No existe, pues, una causa única que determine la lista de espera. Probablemente hay múltiples factores que actúan simultáneamente y probablemente, durante largo tiempo.
Entonces: la primera causa que se puede invocar favorecedora de las listas de espera es la separación física y funcional de la Asistencia Primaria y la Medicina Especializada. Este hecho constituye una disfunción y descoordinación entre la actividad de los Centros de Salud y los hospitales, además de ser una fuente de gasto inútil, por repetición de actuaciones y pruebas. Es difícil de entender cómo persiste esta separación sin que a ningún directivo del Sespa le haya preocupado solucionar ganando en funcionalidad, en ahorrro y en la mejoría de la calidad de atención al paciente
La segunda reflexión se basa en algo tan evidente como la primera. La gestión laboral. Sin una política de gestión de personal, activa, anticipativa, no hay empresa que pueda funcionar y un sistema sanitario complejo, tampoco. Una política de personal activa, entre otras muchas cosas, significa:
Mantener un numero de trabajadores y profesionales adecuado y una distribución adecuada y estable. Condición absolutamente imprescindible.
Se deben armonízar los derechos laborales y los rendimientos.
La gestión laboral es independiente de la representatividad en los distintos órganos del Sistema, así como de las funciones sindicales.
El órgano de gestión de la política de personal, debe desarrollar incentivos y reprobaciones pertinentes. Debe de desarrollar planes de formación y promoción. Medidas sociales que contribuyan a incrementar la sensación de pertenencia de los trabajadores y profesionales a su empresa. La gerencia, a través de sus cauces debe mantener los salarios garantizados de forma responsable y directa, sin ningúna especulación. La gestión de los intereses laborales debe hacerse por medio de profesionales con experiencia en este campo. El Organo de Gestión de la política de personal deben estar comprometidos en cumplir la ley
Tercer problema al que puede ser atribuido el crecimiento incontrolado de la lista de espera: La Gestión. La mala gestión. El gobierno médico de Centros de Salud y Hospitales. El no gobierno.
Todo el mundo comprende que los recortes en las plantillas y los presupuestarios, muchas veces caprichosos o no justificados, acaban incrementando las listas de espera. En los últimos años, la dirección de los hospitales y centros de salud ha venido recayendo en la figura del gerente. Los directores eran ayudantes del gerente y no asumían directivas ni responsabilidades, mas que las gerenciales. El perfil del gerente es fundamentalmente político y económico, asistido por las comisiones de control de calidad. Su área de poder de decisión deja libre la actividad asistencial. La regulación de la actividad asistencial, entre otras muchas cosas, consiste en el control de la pertinencia y adecuación de los protocolos clínicos, el uso intrahospitalario de fármacos, nuevos medicamentos. Información, a pacientes. Supervisión y mantenimiento de sesiones clínicas, de un plan de docencia y de investigación. Adecuar, con el máximo nivel de consenso, los recursos disponibles a las necesidades de la población asistida. En esta franja, por debajo de la estructura gerencial se desarrolla el trabajo clínico y las responsabilidades de la dirección Médica. Sin embargo, esta franja con frecuencia no es ocupada por la dirección médica. Es “res nullium” y es ocupada por otros poderes y otros intereses, que suelen ser llamados los intereses o el “poder de los médicos” Contrariamente, una dirección médica competente, basaría la política de personal en el desarrollo de competencias profesionales e incentivar las buenas practicas.
Estas reflexiones no pueden terminar aquí, ni en ningún listado, por largo que sea. La buena política sanitaria que mejore el funcionamiento y la calidad asistencial de nuestro sistema sanitario saldrá de la conjunción de la mejor política sanitaria, con la mejor gestión de todos los recursos, y la aplicación de la investigación y la docencia completen la dimensión armonioca y vertebrada de un Sistema de Salud para todos los ciudadanos.
Felix Payo Losa
Oviedo 3 de marzo 2016