Cabe preguntarse por qué los productores de alcohol no están obligados a cumplir los requisitos legales a los que están sujetos todos los demás productores de alimentos y bebidas. Es decir, proporcionar ingredientes e información nutricional en la etiqueta. Esa es una buena pregunta.
Los daños relacionados con el alcohol son un importante problema de salud pública en los países de la Unión Europea y son responsables de más del 7% de todas las enfermedades y muertes prematuras. Incluso el consumo moderado de alcohol aumenta el riesgo a largo plazo de sufrir algunas enfermedades cardíacas, hepáticas y cáncer, y el consumo frecuente de grandes cantidades puede provocar adicción, violencia doméstica y accidentes automovilísticos.
Europa alberga algunas de las tradiciones alcohólicas más antiguas, profundamente entrelazadas con las culturas de todo el continente. El mercado de bebidas alcohólicas en Europa es uno de los más grandes del mundo. Tras recuperarse del impacto de la pandemia, el sector representa más de 200.000 millones de euros, lo que equivale a cerca del 20% del mercado mundial . El mayor mercado de bebidas alcohólicas en Europa está en el Reino Unido . En 2022, los ingresos por alcohol en el Reino Unido fueron de alrededor de 31 mil millones de dólares, tres mil millones más que Alemania , el segundo mercado más grande con unos ingresos de 28 mil millones de dólares. Francia e Italia son el tercer y cuarto mercado más grande de Europa, con ingresos de 25.800 millones de euros y 12.600 millones de euros respectivamente.
La bebida alcohólica más popular en Europa es la cerveza, con una cuota de mercado de alrededor del 34% de todas las bebidas espirituosas vendidas en 2022 . El vino y las bebidas espirituosas poseen cuotas de mercado del 33 y el 25 por ciento, respectivamente. En 2022, el volumen total de ventas de cerveza en Europa superará los 33 mil millones de litros. En los últimos años, el número de cervecerías en Europa ha crecido exponencialmente. Si en 2009 había alrededor de 2.400 pequeñas cervecerías, en 2022 su número había ascendido a casi 9.000. Los países de la UE son los principales responsables de su propia política nacional en materia de alcohol. En 2009 y 2013 se evaluó la aplicación de la Estrategia sobre el Alcohol de la UE de 2006 para ayudarles a reducir los daños relacionados con el alcohol.
Sin duda, cabe preguntarse por qué los productores de alcohol no están obligados a cumplir los requisitos legales a los que están sujetos todos los demás productores de alimentos y bebidas. Es decir, proporcionar ingredientes e información nutricional en la etiqueta. Esa es una buena pregunta. No existe ninguna buena razón objetiva para eximir del etiquetado el alcohol. Como ocurre con muchas anomalías en la legislación alimentaria, la respuesta está en los lobbies . En 2011, cuando los responsables políticos negociaban el Reglamento sobre información alimentaria facilitada a los consumidores, la industria del alcohol presionó intensamente (y con éxito) para obtener una exención especial para no incluir los ingredientes ni la información nutricional en la etiqueta.
Los grupos de presión de la industria del alcohol a menudo influyen en estos mensajes, trasladando la culpa a individuos en un esfuerzo por proteger sus intereses comerciales y normalizar el consumo de alcohol en la sociedad. Kluge y sus colegas (3) escriben: « La industria del alcohol se ha posicionado estratégicamente como una autoridad confiable en temas relacionados con el alcohol, moldeando la percepción pública e influyendo en las políticas. Mediante extensas estrategias de cabildeo, la industria ha trabajado para retrasar, debilitar o bloquear políticas efectivas sobre el alcohol. Estas tácticas reflejan las empleadas por la industria tabacalera en el siglo XX: cuestionar la evidencia, complicar los riesgos y sembrar dudas en cada oportunidad. El sector de la salud pública, en comparación, opera con una fracción del poder de incidencia y los recursos, lo que lo coloca en desventaja a la hora de contrarrestar las narrativas respaldadas por la industria que distorsionan los hallazgos científicos ».
Para abordar este desequilibrio, el Alcohol Policy PlayBook (4), publicado recientemente, proporciona a los responsables de las políticas y a los defensores de estas información concreta y accesible . Al contrastar los marcos de la industria con la evidencia de salud pública, el Manual proporciona una hoja de ruta clara y basada en evidencia para reducir el daño relacionado con el alcohol. Desde 2020, la Organización Mundial de la Salud viene debatiendo un plan de acción mundial 2022-2030 para la plena aplicación de la Estrategia de 2010 para la reducción del consumo de alcohol (5). La ruta está en la mira del lobby industrial : las grandes empresas alcohólicas afirman tener voz y voto en las negociaciones, interfieren en el trabajo de la agencia sanitaria de la ONU y presionan a los gobiernos.
Bibliografía
1. Saraceno B. (2021). Alcohol. La derrota de las estrategias globales . Salud internacional. 14 de julio.
2. Saraceno B. (2022). ¡Cuidado con el alcohol ! Salud Internacional 3 de octubre de 2022