
NORTES. 20/12/2024. ISMAEL JUÁREZ
Carlos Ponte Mittelbrunn, médico jubilado y presidente de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública, lleva toda una vida dedicada a la protección y mejora del sistema sanitario público. Desde la creación de la asociación en 1986, federada a nivel estatal en la Federación de Asociaciones de Defensa de la Sanidad Pública (FADSP), Ponte ha estado al frente de la lucha por una sanidad equitativa y accesible para todos.
Hijo, hermano y sobrino de médicos, renunció a las ventajas de trabajar en la sanidad privada, donde su familia tenía negocios, para dedicarse plenamente a la sanidad pública. Su compromiso con los valores colectivos ya se vislumbraba en su etapa universitaria, cuando participó activamente en el sindicalismo y en la contestación contra la dictadura franquista, enfrentándose a los desafíos de la época.
A lo largo de su trayectoria, Ponte ha sido una voz firme y constante en defensa de un sistema público fuerte. “Como decía Olof Palme, un servicio público que es solo para los pobres termina convirtiéndose en un pobre servicio”, subraya en esta entrevista, donde expone los que, en su opinión, son los retos actuales de la sanidad pública en Asturias y España.
Incluso tras su jubilación, Ponte sigue dedicando su tiempo y esfuerzo a la causa que marcó su vida profesional: garantizar una sanidad pública de calidad para todos. En esta conversación, con voz didáctica, ritmo pausado, pero con una perspectiva clara y contundente, reflexiona sobre las inequidades del sistema, la mercantilización de los servicios sanitarios, la llegada de la universidad privada de medicina a Asturias y la importancia de reforzar la atención primaria como pilar fundamental del sistema sanitario asturiano y español.
“Es un sinsentido que algunos ciudadanos tengan acceso tanto a la sanidad pública como privada con dinero público, con el dinero de todos.”
Ayer el gobierno central decidió renovar el concierto con Muface. ¿Por qué cree que debería acabarse con este convenio y qué opinas de su renovación?
Bueno, Muface es una aberración. Es un sistema de inequidad que permite a ciertos ciudadanos, con la cotización de todos los españoles, acceder a servicios de sanidad privada que no están disponibles para el resto. Además, la Ley General de Sanidad de 1986 ya decía que Muface debía ser transitorio, pero aquí seguimos. Esto muestra una falta de voluntad política para enfrentarse a las aseguradoras, que han hecho una campaña inteligente diciendo que eliminar Muface podría perjudicar la sanidad pública. Y muchos han comprado esa narrativa, incluyendo medios de comunicación y al propio gobierno. Es un sinsentido que algunos ciudadanos tengan acceso tanto a la sanidad pública como privada con dinero público, con el dinero de todos.
¿Cree que este sistema genera inequidad en el sistema sanitario?
Evidentemente. Además, Muface tiene debilidades evidentes. Por ejemplo, cuando un mutualista tiene un problema de salud grave, muchas veces acaba recurriendo a la sanidad pública. Lo que hace este sistema es permitir que ciertos usuarios eludan las carencias de la sanidad pública, especialmente en accesibilidad, con un acceso más rápido a servicios privados. Pero el problema de las demoras debe resolverse fortaleciendo el sistema público, no creando vías alternativas para un sector de la población.
¿No cree entonces que puede existir el riesgo de que una gran masa de funcionarios se pasen a la sanidad pública y eso plantee problemas serios al sistema?
Bueno, los mutualistas vendrían con dinero, porque el concierto que pagan las aseguradoras actualmente es financiado por todos. Además, los mutualistas suelen ser personas en activo, generalmente jóvenes, con menos problemas de salud. En Asturias, hablamos de unos 20.000 usuarios, y en España, alrededor de un millón. No sería una carga insostenible. Además, es importante entender que no son una población especialmente costosa desde el punto de vista asistencial, porque los problemas de salud más graves suelen aparecer a partir de los 65 años.
Desde la pandemia el gasto en salud privada ha crecido y grupos como Quirón y Ribera Salud están aumentando su presencia en Asturias. ¿La sanidad pública está en riesgo?
Sí, claramente. Se está creando una sanidad dual: las clases medias recurren a la privada, mientras que los sectores más vulnerables dependen exclusivamente de la sanidad pública. Como decía Olof Palme, un servicio público que es solo para los pobres termina convirtiéndose en un pobre servicio. No para de crecer la gente que recurre a seguros privados o a la medicina privada, pagándola directamente de su bolsillo. Hace unos años quienes hacían esto eran una minoría. La medicina privada era una medicina completamente subsidiaria o complementaria a la pública. Ahora empiezan a plantear la privada como alternativa a la pública.
“Las universidades privadas suelen responder a intereses comerciales, no a las necesidades reales del sistema.”
Se planea abrir facultades de enfermería y medicina en Asturias. ¿Cómo valora esto?
Las universidades privadas suelen responder a intereses comerciales, no a las necesidades reales del sistema. No necesitamos más médicos en general, sino médicos en ciertas especialidades, y para eso debería fomentarse una formación troncal. Las universidades privadas a menudo aprovechan el alto número de aspirantes y los estrictos requisitos de acceso de las públicas para hacer negocio. Y luego es la sanidad pública la que asume las prácticas, lo cual no es sostenible.
Los datos dicen que Asturias es la segunda región española con más médicos en la sanidad pública per cápita, pero la tercera con la menor atención primaria.
Esa es la cuestión. Tenemos necesidad de médicos en primaria y en otras especialidades hay médicos de sobra. Hay que gestionar de otra manera lo que tenemos.
Y sin embargo, una de las razones que se emplean para defender la universidad privada es el déficit de médicos.
La finalidad de la universidad privada es hacer dinero con la educación. ¿Cuánto cuesta matricularse en una universidad privada y hacer un máster en ella? Másteres que muchas veces tienen un valor ínfimo desde el punto de vista formativo. Pero los estudiantes están dispuestos a pagar esas cantidades. El desembarco de universidades privadas de medicina no es bueno para la sanidad pública, tampoco para las necesidades de salud reales de la población.

Pero sí se necesitan profesionales de la enfermería en la sanidad pública.
Sí, en España, en enfermería tenemos una de las tasas más bajas de Europa. Esto es un problema grave que debe abordarse mejorando las condiciones laborales y salariales de los enfermeros, para evitar que se marchen al extranjero, como ha sucedido en los últimos años. Es fundamental garantizar que los profesionales formados aquí se queden para trabajar en nuestro sistema sanitario. Y, de nuevo, no creo que la universidad privada vaya a solucionar eso. Puede incluso acabar generando más precariedad laboral.
Los presupuestos aprobados en Asturias para 2025 han dedicado un tercio a la sanidad. ¿Le gustan estos presupuestos?
Me parece positivo el aumento del presupuesto sanitario, pero sigue siendo insuficiente. La mayor parte del presupuesto se destina al sector hospitalario y farmacéutico, dejando a la atención primaria como el pariente pobre. Los servicios de atención primaria y salud pública deberían recibir una mayor proporción del presupuesto, ya que son esenciales para garantizar una atención equitativa y sostenible.
“La creciente mercantilización y la falta de participación de los profesionales en el diseño del sistema son señales muy preocupantes.”
¿Podemos fiarnos de los datos sobre las listas de espera que se están dando en Asturias o hay maquillaje?
Llevamos tiempo diciendo que queremos saber las demoras, las listas de espera que hay en atención primaria y el SESPA no da información sobre esto. Además, la información que da de las listas de espera contiene algunas cosas que son muy llamativas. Por ejemplo, ha crecido desmesuradamente el número de pacientes en espera de cirugía que están clasificados en un epígrafe llamado “pacientes transitoriamente no programables”. Esto es sorprendente: hay más de 5000 pacientes dentro de esta categoría. Se supone que estos pacientes no han sido programados aún porque se ha decidido que deben ser operados, pero esto sería solo una cuestión administrativa. Sin embargo, tener tantos pacientes en este apartado es difícil de entender. Si esos 5000 pacientes no se consideran como parte de la espera estructural, se eliminan de las listas oficiales. Creo que esto es, fundamentalmente, un truco contable. Además, no existe una obligación para los sistemas sanitarios de las comunidades autónomas de informar de las listas de espera de manera rigurosa y con un protocolo claro y estandarizado. Esto genera serias dudas sobre la correspondencia entre las listas de espera publicadas y la realidad.
¿Cree en el futuro de la sanidad pública en España y en Asturias?
La sanidad pública sigue siendo fuerte, con profesionales excelentes y recursos importantes. Sin embargo, si no se toman decisiones políticas para reforzarla, especialmente en atención primaria y salud pública, el sistema podría deteriorarse gravemente. La creciente mercantilización y la falta de participación de los profesionales en el diseño del sistema son señales muy preocupantes.

¿Muy preocupantes?
Hay que actuar ya para evitar que la sanidad pública se convierta en un servicio residual. Hay que evitar que las clases medias se vayan a la privada y que se debilite la pública. Hay que fortalecer la pública. Hay un alto índice de médicos que trabajan en la pública y en la privada y eso es porque, en gran medida, la pública ha perdido vigor, prestigio, ha dejado de ser un proyecto que entusiasme, que anime a los profesionales a participar en la sanidad pública como proyecto, por lo que se prioriza el individualismo y el ganar más dinero o tener más brillo profesional sin pensar en el colectivo. La administración, en vez de trabajar para hacer más atractivo y participativo el trabajo en la sanidad pública, no hace nada en esa dirección. Al revés, el sistema está cada vez más mercantilizado, con menos valores, algo necesario en una sanidad pública. El sistema pierde gas, pierde energía. Crece el número de profesionales que quieren trabajar en la privada. Así que con esta pérdida de vigor de la sanidad pública y la ofensiva de la sanidad y las universidades privadas, si dejamos que esto avance sin cambios, veremos un modelo como en Estados Unidos, donde enfermar puede llevar a la ruina económica. Es algo que debemos evitar a todas costa.