Gasto catastrófico en salud

FUENTE. BANCO MUNDIAL. Hace dos mil años, cuenta la historia, un profeta carpintero itinerante en Palestina conoció a una mujer que había sufrido una enfermedad sangrante durante doce años. Había ido a ver a este hombre porque ya había “sufrido mucho bajo el cuidado de muchos médicos y había gastado todo lo que tenía”. [i] Había gastado todo lo que tenía. Hoy le hemos dado un nombre: “Gasto catastrófico en salud”.

Un concepto (catástrofe financiera en la atención sanitaria) que es bastante nuevo. No fue hasta 2009 cuando Estados Unidos hizo una estimación de la proporción de quiebras que podrían atribuirse a los costos médicos. [ii] Y, a nivel mundial, una serie de estudios realizados por el Banco Mundial a principios de la década de 2000 nos dieron las primeros datos de la relación entre bienestar financiero y gasto por atención médica. El Banco Mundial comenzó a rastrear y reportar catástrofes financieras por gasto médico en 2017.

En realidad los pacientes siempre se han enfrentado a esta disyuntiva, incluso en la antigüedad, entre el bienestar financiero y priorizar la salud.

En 2015, la ONU incluyó la salud como un Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3.8) a través de dos indicadores: cobertura de servicios de salud esenciales y gasto catastrófico en salud, que son utilizados por el Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La base de datos de Indicadores de Desarrollo Mundial (WDI) del Banco Mundial publica más información, específicamente para pacientes quirúrgicos, también con dos indicadores: el riesgo de gastos catastróficos debido al acceso a atención quirúrgica y el riesgo de empobrecimiento del gasto debido al acceso a atención quirúrgica. [iii].

Un artículo fundamental de Xu de 2007, [iv] estimaba que 150 millones de personas experimentaban gastos catastróficos anualmente debido a los costos de atención médica, y definía gasto como catastrófico si el gasto era más del 40% de la “capacidad de pago” de un individuo. La capcidad, a su vez, se definió como los ingresos que le sobraban al individuo después de haber pagado la comida. Una gran definición, pero los analistas no sólo deben tener acceso a los costos e ingresos médicos de un paciente (o una aproximación de ellos), sino que también deben saber cuánto ha gastado el paciente en alimentos.

Se han propuesto métricas más simples. El Banco Mundial y la OMS, ahora consideran catastrófico un gasto que represente más del 10% de los ingresos totales de un paciente.

Sin embargo, para ser contado como un caso de gasto catastrófico, un paciente debe acceder a la atención en primer lugar. Y la barrera más comúnmente citada para acceder a la atención es el costo, lo que genera cierta endogeneidad. [v]

Por otro lado, si bien el riesgo no sufre esta endogeneidad (incluso alguien que nunca llega al hospital porque es demasiado caro todavía corre el riesgo de sufrir una catástrofe financiera), es una cifra más teórica. Casi una cuarta parte del mundo afrontaría gastos catastróficos si necesitaran cirugía hoy (una medida de riesgo), pero sólo 81 millones de personas realmente la enfrentan anualmente (una medida de incidencia). [vii]

Por otra parte, en términos generales se puede decir que el mundo va mejor. El riesgo global de gastos catastróficos debido a la cirugía ha caído del 50% en 2003 al 21% en 2020. Sin embargo, este promedio oculta enormes desigualdades. En los países de altos ingresos, por ejemplo, el riesgo de una catástrofe financiera nunca ha sido alto. Desde que comenzó la estimación, nunca ha superado el 3%. Mientras que n el África subsahariana la historia es diferente. El riesgo de gastos catastróficos apenas ha disminuido desde su máximo del 56% en 2008. En 2020, el 48% de las personas de la región se verían arrastradas a una catástrofe financiera si necesitaran cirugía.

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Con respecto al COVID: todavía es demasiado pronto para evaluar el efecto que habrá tenido la pandemia de COVID-19 en estas medidas. o aún no están disponibles.

Conclusión. La atención sanitaria todavía lleva a la gente a la pobreza. No basta con medir, ha llegado el momento de avanzar más allá de los sistemas y estructuras que no han cambiado desde la antigüedad y de garantizar que nadie tenga que vender su granja para comprar su salud.

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