Cambiar el chip en atención primaria

535-DOM-ENESCENA-LENNON.jpgEL RINCÓN DE SISIFO https://elrincondesisifo.org/2020/01/07/10-aspectos-del-tratamiento-de-la-diabetes-a-mejorar-en-2020/#more-19616

Comienza 2020 -que no la década- y queremos hacerlo con un post que a algunos puede resultar hiriente. No a ti, querido lector, que honestamente haces lo que puedes por tus pacientes en las actuales circunstancias que, por desgracia, han convertido a la atención primaria en un campo de minas en el que cada cual sobrevive como buenamente puede.

No obstante, la rutina, el hastío, el desengaño, la frustración, pueden hacer mella en algunos profesionales. Por ello hemos reunido en esta entrada 10 tics con los que -a lo peor- alguno se ve reflejado en alguna situación. Con ánimo de despertar del letargo navideño y anotar en la lista de buenos propósitos la mejora de los aspectos aquí señalados, con la diabetes como coartada, te deseamos lo mejor para el año que ahora comienza. 

1.- Enemigos íntimos El paciente no sigue mis instrucciones. Hace lo que le da la gana, a pesar de que le he dicho mil veces que debe perder peso, dejar de fumar… Me enfado. Le regaño. Lo culpabilizo. No recuerdo la última vez que hablé de tú a tú con él o le pregunté cómo estaba. Como persona, no como paciente.

2.- Obvio el tratamiento no farmacológico En cuestión de dieta, ejercicio y descanso no tengo muy claras cuáles son las recomendaciones actuales. Ni el impacto real en la salud de mi paciente. Cada uno dice una cosa y a mí nadie me ha formado en estas cuestiones. Hago prescripciones genéricas y espero que el paciente, después de décadas de sedentarismo, comience a hacer ejercicio porque yo se lo pido.

3.- El paciente y sus circunstancias El paciente no llega a final de mes. Se acaba de divorciar. Sufre los rigores de la soledad. Vive un momento complicado. Pero yo no me puedo hacer cargo de sus problemas, bastante tengo con los míos, aunque intuyo que el paisaje que le acompaña en su día a día puede tener impacto en su evolución.

4.- Evoluciona y no lo percibo Se hace mayor. Su función renal no es la de hace 10 años. O 5. Ni su visión. Ahora vive solo. Pero no lo he percibido ni lo he tenido en cuenta a la hora de actualizar el tratamiento. Inercia es mi segundo apellido.

5.- Insulina 5J En pacientes con DM2 prescribo análogos porque son mejores. Su precio no es mi responsabilidad. La insulina humana es cosa del siglo pasado. En pacientes muy ancianos no me he planteado revisar la necesidad de que sigan insulinizados. O los potenciales riesgos de asociar insulina y sufonilureas.

6.- Las cifras de la diabetes Me centro en las  glucemias postprandiales, las basales, el %HbA1c y no tengo en cuenta otras como el peso, la presión arterial o el colesterol. Este año no he revisado el tratamiento concomitante. La carga colinérgica, las interacciones, la adherencia, el alargamiento del intervalo QT y demás no forman parte de mi rutina de trabajo.

7.- Asociaciones de medicamentos Las uso a menudo aunque me obliguen, a veces, a forzar las dosis. Por mi manía de prescribir marcas comerciales, hay ocasiones en las que no tengo claro qué fármacos estoy utilizando.

8.- Individualización del tratamiento Uso la posología recomendada en la guía. En la ficha técnica. La de siempre. La dosis objetivo es igual para (casi) todos. Lo de escalar dosis o desintensificar, en su caso, los tratamientos, no va conmigo. No tengo tiempo para esos detalles.

9.- Tiras y más tiras Sin ton ni son. El paciente me las pide y no tengo ganas de discutir. Sé que tengo que prescribirlas solo en los casos en los que las determinaciones permitan tomar decisiones terapéuticas. Pero claro, los que hacen las guías no pasan consulta.

10.- Al endocrino, castigado Hay pacientes con los que no me entiendo. No sé a qué vienen a la consulta. Discutimos porque no hacen caso de lo que les digo. Los derivo al endocrino porque me lo solicitan y yo, encantado. Que lidie él con ellos.

Colofón En el post de hoy hemos caricaturizado, para hacerlas más vivaces, situaciones que se han dado en las consultas de atención primaria y que han llegado de una u otra forma a nuestros oídos. En nuestro papel de Pepito grillo creemos que las escenas descritas son producto de la masificación de la atención primaria, la falta de habilidades de comunicación, una formación continuada insuficiente o, lo que es peor, en manos de la industria, lo que hace de la insuficiencia virtud. También lo son de nuestro hastío profesional. Nos hemos desdibujado como colectivo y, lo que es peor, en ocasiones también como personas. ¿Cuál es el fin de los cuidados de los enfermos crónicos? ¿Cómo hemos permitido que la revisión de pacientes  -léase investigacion- y la formación continuada no forman parte de nuestro quehacer diario?

Ahora que se habla tanto de humanizar la asistencia, de empoderar al paciente, o de la mejora continua de la calidad podríamos preguntarnos qué podemos hacer por la atención primaria, en vez de martillearnos continuamente con qué puede hacer la atención primaria por nosotros. Todo esto desde la perspectiva de cada persona, con bata blanca o sin ella, mirándonos al espejo y reconociendo que el diablo está en cada detalle.

You may say I’m a dreamer cantaba hace años nuestro admirado John Lennon. Y es cierto. Nos encanta soñar con los ojos abiertos. Lo vemos más estimulante que cerrarlos y pensar que va a venir alguien de Oriente, siguiendo una estrella, a sacarnos del laberinto en el que décadas de dejadez han sumido a la atención

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