Hay tratamiento para el Alzheimer, pero no con medicamentos, por Juan Gérvas y Mercedes Pérez-Fernández

Fuente: Blog de Juan Simó

No sabemos a qué se debe el Alzheimer, pero hay múltiples hipótesis para explicar esta demencia. Entre otras, que la causa del Alzheimer es la acumulación en el cerebro de placas de beta amiloide, y la formación de ovillos neurofibrilares de proteína Tau. De acuerdo con esta teoría, el acúmulo de una proteína (beta-amiloide) fuera de las neuronas provoca “placas amiloides” (placas que impiden el funcionamiento normal del cerebro). Sin embargo, estas placas amiloides se ven hasta en el 30% de los ancianos sanos sin demencia. Hasta 2021, había muchos medicamentos que intentan disminuir el número y tamaño de las placas amiloides y lo lograban, pero nunca habían demostrado que mejorasen la demencia por lo que no se habían comercializado. “Las placas disminuyen pero los pacientes siguen igual”. Asombrosamente, en 2021 se aprobó en Estados Unidos un medicamento (aducanumab, Aduhelm®) para disminuir el número y tamaño de las placas amiloides, que no mejoraba ni el curso del Alzheimer ni la calidad de vida de los pacientes. Finalmente la empresa lo sacó del mercado en enero de 2024. Tal medicamento no se aprobó ni en Canadá ni en la Unión Europea. Pero la industria farmacéutica ha continuado esta línea de trabajo y ha desarrollado otros dos medicamentos similares. El último, donanemab que eliminó mejor las placas amiloides que aducanumab (Aduhelm ®) y lecanemab (Leqembi ®), aprobado en Estados Unidos en 2023, también anticuerpos monoclonales.

La industria fabricante invirtió e invierte dinero en abundancia, tanto en asociaciones de pacientes como en profesionales (básicamente neurólogos), con campañas poblacionales de “disease awareness” (“concienciación sobre enfermedades”) con una prueba cognitiva en Internet, unas preguntas, para difundir la idea de que los trastornos de la memoria son muy frecuentes a partir de los 50 años, y que su medicamento puede evitar el progreso a demencia.

Ahora, en 2024, su estrategia ha cambiado para promover el diagnóstico precoz del Alzheimer, con determinación de biomarcadores. Es el mito del “diagnóstico precoz” para justificar el uso de medicamentos que no sirven, hay que inyectar mensualmente, cuestan casi 50.000 euros al año y tienen graves efectos adversos.

¿Salió un nuevo medicamento para el Alzheimer en 2021? SÍ

En Estados Unidos se autorizó la venta de aducanumab (Aduhelm ®, de Biogen), un anticuerpo monoclonal que se administra por vía intravenosa, una vez al mes. Costaba casi 50.000 euros al año.

La Agencia del Medicamento de Estados Unidos, la FDA, lo aprobó por la vía rápida, esperando que diera respuesta a un grave problema que hasta ahora no tenía tratamiento con fármacos.

La empresa, Biogen, emprendió una campaña de propaganda sobre el deterioro cognitivo (“disease awareness”) para ampliar el mercado, con una prueba en Internet para comprobar cómo va uno de memoria a partir de los 50 años (es casi imposible no acabarla sin recibir el apropiado consejo de “consulte con su médico” [que le recetará aducanumab]).

En palabras de un profesor de farmacología estadounidense: “It’s particularly egregious because they are trying to convince people with either normal memories or normal age-related decline that they are ill and they need a drug,” («Es especialmente atroz porque intentan convencer a personas con memoria normal, o con un declive normal relacionado con la edad, de que están enfermas y necesitan un medicamento») (aquíaquíaquí).

Recuerde que los anticuerpos monoclonales son los medicamentos que llevan a los médicos a los congresos más lujosos y exóticos. Bien lo demuestra el ingente gasto de la industria de Aduhelm ® en los neurólogos de Estados Unidos. Sin olvidar, también, la inversión en asociaciones de pacientes y sus familiares, sobre todo tras la negativa de financiar el medicamento por el sistema público de salud para ancianos (Medicare), en 2022 (aquíaquí).

¡Ya era hora! ¿No? NO

Pues no, no era hora. Aducanumab (Aduhelm ®) era un medicamento inútil y peligroso que se aprobó en contra de la opinión de los propios asesores de la FDA provocando un escándalo mundial por carecer de ensayos clínicos que lo respaldasen. Pareció, más bien, haber sido “aprobado por Wall Street” (aquíaquíaquíaquíaquí). Este nuevo medicamento fue un engaño que prometía mejoras de la memoria y de la capacidad intelectual al disminuir las placas de amiloide en el cerebro (aquí). Pero no hay correlación entre dichas placas de amiloide y el deterioro cognitivo, como se ha demostrado en otros 14 ensayos clínicos de medicamentos con el mismo impacto en las placas (aquí).

Esta hipótesis, la que atribuye el Alzheimer a las placas amiloides en el cerebro, es la que atrae más investigación pues es un “biomarcador” que parece simple, pero tales placas ni son necesarias ni son suficientes para que se produzca la enfermedad. De hecho, el 30% de los ancianos normales tienen placas amiloides en sus cerebros (aquíaquíaquí).

Hay pruebas (evidencia) aplastantes de la falta de pruebas (evidencia) sobre la eficacia del aducanumab, el medicamento aprobado para el Alzheimer. Los pacientes no tienen mejor calidad de vida, ni mejor vida, por ser tratados con aducanumab (aquí). Por todo ello, la empresa dejó de comercializar el aducanumab en 2022 y lo retiró totalmente en enero de 2024 (¡y los irresponsables que lo aprobaron, de la FDA, no han sido ni acusados ni juzgados!) (aquíaquí).

Conviene recordar los efectos secundarios, como dolor de cabeza, fiebre, vómitos, caídas, diarrea, confusión mental, etc. Antes del inicio del tratamiento se precisa una resonancia magnética nuclear o tomografía por emisión de positrones para confirmar la presencia de placas amiloides, y la ausencia de otros problemas como edema cerebral. Los pacientes tratados con aducanumab (Aduhelm ®) requerían seguimiento con frecuentes resonancias magnéticas cerebrales pues el 35% desarrollaban edema cerebral y el 19% microhemorragias. Se han descrito muertes como efecto adverso del aducanumab (y del donanemab). Como escribieron en el British Medical Journal “People with Alzheimer’s disease and their families need hope, not false hope” (“Los pacientes con Alzheimer y sus familias necesitan esperanza, no falsa esperanza”) (aquí). La misma línea de pensamiento y propaganda han seguido otros dos anticuerpos monoclonales que “disminuyen las placas de amiloides”. Lecanemab (Leqembi ®), que fue aprobado en Estados Unidos en 2023, y donanemab, cuya aprobación se espera allí a lo largo del año 2024. Lecanemab ha sido aprobado en China y Japón, pero no en la Unión Europea (aquíaquíaquíaquí).

¿Diagnóstico precoz del Alzheimer? NO, gracias

Se pretende adelantar el diagnóstico de demencia (sobre todo del Alzheimer) para lograr un tratamiento precoz, pero todo ello carece de fundamento científico. No se han demostrado las ventajas de adelantar el diagnóstico de la demencia ni en el presente del paciente ni para su futuro. Falta información, incluso, para valorar los daños de dichos “diagnósticos precoces”. Los médicos tienen que hacer diagnósticos certeros y oportunos. La tiranía del diagnóstico precoz conlleva muchas veces diagnósticos errados e inoportunos (aquíaquí). A partir de la comercialización del aducanumab se añadió presión para la confirmación precoz diagnóstica del Alzheimer con “biomarcadores” a fin de adecuar un carísimo tratamiento a personas sanas que en el futuro desarrollarán la enfermedad. Todo un aparato típico de “medicamentos en busca de enfermedad” que en 2024 ha sido rechazado incluso por las sociedades científicas europeas (“no determinar biomarcadores en personas sanas”; “not to move forward with causal biomarkers when a complete neuropsychological examination is normal) (aquíaquí). De hecho, también es errado el pronóstico de deterioro mental de pacientes con trastornos cognitivos leves (en un estudio concreto, por ejemplo, el diagnóstico «precoz» de Alzheimer en pacientes con deterioro mental leve no predijo nada pues al cabo de 3 años del diagnóstico, el 78% seguía bien) (aquíaquíaquíaquí).

¿Medicamentos para el Alzheimer? NO, gracias

Los medicamentos específicos para el tratamiento de la demencia tipo Alzheimer no tienen capacidad de cambiar el proceso del deterioro. Pertenecen a dos grupos farmacológicos: los inhibidores de la acetilcolinesterasa (donepezil, galantamina y rivastigmina) y el antagonista de los receptores de la NMDA (memantina). La gran mayoría de estudios demuestran una efectividad marginal a pesar de que casi todos están patrocinados por los laboratorios investigadores. Por su falta de eficacia estos medicamentos se dejaron de financiar por el sistema público en Francia (aquíaquí). Falta información, incluso, para valorar los daños de estos tratamientos con medicamentos inútiles y peligrosos (los medicamentos para el Alzheimer se incluyen entre los que dañan sin beneficios en la lista de la mejor revista fármaco-terapéutica del mundo, Prescrire, también en 2024) (aquí).

Todo lo que evita y trata el Alzheimer no entra por la Seguridad Social (y no se puede recetar, ni está cubierto por la Ley de Dependencia).

El uso de los fármacos anti-demencia tienen tanto éxito porque son medicamentos que sirven para acallar conciencias porque lo que realmente se necesita no podemos o no sabemos darlo ni como individuos, ni como profesionales, ni como sociedad (aquí). Resulta insólito difundir que la enfermedad de Alzheimer no tiene ningún tratamiento con medicamentos, pero es la verdad.

“¿Entonces?” preguntan los familiares y la sociedad.

“Entonces, alegría, actividad física apropiada, apoyo familiar, buenos alimentos, cariño, compañía, contacto piel con piel con tacto, cortesía, estimulación cognitiva, higiene, masajes, música, optimismo, paciencia, piedad, rehabilitación, soporte y ayuda a los cuidadores y ternura”.

“Sí, pero nada de eso entra por la Seguridad Social y tampoco ayuda la Ley de Dependencia”.

“Pues habrá que reformar la Seguridad Social, y la sociedad”.

“Y para evitar el Alzheimer, ¿qué podemos hacer?”

“Lo mejor, ser feliz y disfrutar de cada instante vital. Si es posible, disfrutar del máximo nivel de educación formal. Y, en todo caso, mantener la actividad intelectual todo lo que se pueda, desde lectura a asistencia a conferencias y conciertos, desde jugar a las cartas a declamar poesía”.

“¡Pero todo eso tampoco entra por la Seguridad Social!”

“Pues ya sabe, a cambiar esta sociedad que nos enferma y a cambiar las conductas y culturas en torno al enfermar”.

“También puede disminuir la probabilidad de Alzheimer evitando como medicamentos crónicos los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol y similares), las benzodiacepinas (tranquilizantes) y sobre todo los fármacos con actividad anticolinérgica (antihistamínicos y otros). Todos ellos se han relacionado con un deterioro de la función cognitiva a largo plazo”. (aquíaquí).

¿Y en España?

En la Unión Europea no se ha aprobado todavía ningún anticuerpo monoclonal para el Alzheimer, y ya hemos comentado que se rechazó la comercialización del aducanumab y que se ha presentado la solicitud a la Agencia Europea del Medicamento (EMA) del lecanemab. Es de esperar que no se apruebe. No obstante, en España ya se está haciendo compaña a favor de estos medicamentos con el falso argumento “fisiopatológico” de que disminuyen las placas amiloides y, por tanto, van al fondo del problema. También se ha recurrido al “testimonio personal” de pacientes y familiares, como si los ensayos clínicos carecieran de interés y lo clave fuera el caso individual

Síntesis

¿Trataría a su madre con aducanumab, lecanemab, donanemab? ¿o con algún otro medicamento contra el Alzheimer? NO.

¿Se determinaría en sí mismo biomarcadores de Alzheimer? NO

Si desarrollara Alzheimer ¿querría ser tratado con con aducanumab, lecanemab, donanemab? ¿o con algún otro medicamento contra el Alzheimer? NO.

Autores:
Juan Gérvas, médico general rural jubilado, Equipo CESCA, Madrid, España.
jjgervas @gmail.com www.equipocesca.org @JuanGrvas

Mercedes Pérez-Fernández, Especialista en Medicina Interna, médico general jubilada, Equipo CESCA, Madrid, España. mpf1945@gmail.com

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